Hallacas preparadas en familia |
Guiso, masa, hojas de plátano y complementos conforman uno de los platos más laboriosos, típicos y exquisitos de la cocina venezolana, la hallaca, pieza infaltable de la mesa nacional en las fiestas de fin de año, pero además, una muestra del mestizaje social, culinario e histórico del país, que adorna las navidades con todo el sabor de las carnes, el maíz, las especias y las técnicas milenarias de la gastronomía tradicional.
De raíces precolombinas y nacida de la unión del indio, blanco y negro, existen muchas teorías sobre su creación y etimología, pero de lo que se puede estar seguro, es que este manjar se encuentra al tope de la lista de los alimentos que representan la venezolanidad.
Cerdo, res y pollo suelen ser las proteínas preferidas para la elaboración de la hallaca, pero existen versiones hechas con pescado, como las que se encuentran en la región oriental del país, o vegetarianas; e incluso, se le agregan o se le retiran ingredientes, cambiando su sabor, respondiendo a preferencias personales o ubicación geográfica.
En algunas zonas, acompañantes como las aceitunas, alcaparras,pasitas, huevos o papas, se mezclan con el guiso, formando parte de un todo, mientras que en otras partes se agregan como decoración justo antes de terminar.
Tamales de otras regiones de América Latina, tienen una relación cercana con esta preparación venezolana, pero en los ingredientes, técnicas y épocas en las que se confecciona, es donde radican las diferencias más marcadas.
Colombia, Ecuador, algunas islas del Caribe y las Antillas, así como zonas lejanas como Puerto Rico e Islas canarias, han adoptado este plato, ya sea por cercanía a Venezuela o por haber recibido en su seno a venezolanos que las llevaron con ellos.